El palto (Persea americana) es un árbol frutal originario de Mesoamérica, ampliamente cultivado por su valioso fruto: la palta o aguacate. En cuanto a su morfología, el palto se caracteriza por ser un árbol perenne, de copa ancha y raíces superficiales. Puede alcanzar entre 10 y 20 metros de altura, con hojas de color verde oscuro, lanceoladas y brillantes, que pueden mantenerse en la planta durante más de un año. El sistema radicular es poco profundo, lo que lo hace sensible a la compactación del suelo y requiere un buen drenaje para su óptimo desarrollo.

Todos sabemos los requerimientos básicos de una plantación de Paltos, referidos a:

1. Clima, más bien con cierta pluviometría anual y ciertos rangos de temperatura, ya que es muy sensible a condiciones extremas.
2. Tipo de Suelo, debe reunir ciertas condiciones ya que proviene de una zona en donde prevalecen los suelos del tipo Andisol derivados de cenizas volcánicas, con alta capacidad de aire (46%), baja densidad aparente, entre 0,5 y 0,8 gr/cm3, y un pH más bien ácido de 5 a 6.
3. Condiciones en general, materia orgánica, tipo de agua, etc.

El comportamiento hormonal del palto es un factor determinante para su desarrollo y productividad. Las fitohormonas o reguladores de crecimiento vegetales, como las auxinas, giberelinas, citoquininas, ácido abscísico y etileno, juegan un papel crucial en la regulación de los procesos fisiológicos del árbol. Estas hormonas actúan de manera integrada y coordinada, controlando desde la formación de raíces hasta la fructificación.

Las fitohormonas, conocidas como las "arquitectas" del crecimiento vegetal, son sustancias químicas que, en pequeñas concentraciones, controlan y coordinan todos los procesos esenciales en el desarrollo de las plantas. Estas hormonas trabajan como reguladores del crecimiento y respuesta a estímulos externos, permitiendo que las plantas se adapten y optimicen su rendimiento.